Cuando al fin, se fijó detenídamente por primera vez, su voz solo le permitió decir: "Tienes una mirada muy peculiar...yo lo llamaría la alegría de unos ojos tristes..." A continuación contempló el mar, que parecía extenderse por toda la ciudad. El ruido de los coches convertía a las olas en sonidos sordos que sólo alguien como él podía interpretar.
Era el principio del fin..y ambos lo sabían.
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